Evelyn Matthei se desploma en las encuestas después de culpar a los trabajadores informales. La crisis de su campaña expone la debilidad de un liderazgo que se sustenta en la exclusión y la falta de empatía.
La campaña de Evelyn Matthei, que hasta hace poco se mantenía firme en las encuestas, se desmorona ante la falta de tacto y empatía de su propia candidata.
La declaración en un foro económico, donde responsabilizó a los trabajadores informales de su precariedad, ha actuado como un veneno para su imagen pública. Una frase simple, pero con un poder destructivo: «si no tienen ingresos estables, es porque no se han esforzado lo suficiente por formalizarse». Con estas palabras, Matthei ha desnudado su falta de sensibilidad y su elitismo, alejándose de una base de votantes fundamental. El golpe se siente en las urnas. Según encuestas de Feedback, su apoyo ha caído 5 puntos porcentuales en solo tres días. Esta pérdida de respaldo no es casualidad; es el resultado de una campaña que se ha revelado incapaz de conectar con las preocupaciones y las luchas de la gente común. El hashtag #MattheiDesconectada en X no es solo una tendencia; es un reflejo de un país que exige de sus líderes una comprensión profunda de las injusticias, no un juicio superficial.
La respuesta de Matthei, intentando minimizar el escándalo, no ha hecho más que confirmar la impresión de que no entiende la gravedad de sus propios comentarios. Este incidente, que ha provocado convocatorias a marchas y protestas, ha debilitado su liderazgo de manera irreparable. Evelyn Matthei se encuentra en una encrucijada: o logra, de alguna manera, conectar con la realidad de los chilenos, o su candidatura se sumirá en el precipicio electoral, condenada por su propia desconexión.