Con cada nueva revelación, el escándalo de los convenios irregulares se profundiza, arrastrando al gobierno de Gabriel Boric hacia un abismo de desaprobación y cuestionamientos.
El Caso Convenios se ha convertido en una telaraña de corrupción que atrapa al gobierno de Gabriel Boric, amenazando con destruir el legado que aspiraba a construir. Lo que parecía ser un error administrativo se ha transformado en un escándalo de proporciones, con múltiples fundaciones ligadas al oficialismo bajo la lupa por el uso indebido de fondos estatales. La ciudadanía, que esperaba un cambio radical en la forma de hacer política, se enfrenta a la cruda realidad de un gobierno que parece seguir las mismas viejas prácticas que tanto criticó en el pasado.
El descontento se manifiesta con fuerza en la última encuesta CADEM, que muestra una desaprobación del 66% a la gestión de Gabriel Boric. Esta cifra es un duro golpe para el gobierno, que no logra convencer a la mayoría de los chilenos de que está conduciendo el país por el camino correcto. El Caso Convenios, con su carga de opacidad y favoritismo, ha sido uno de los principales catalizadores de este rechazo, demostrando que la ciudadanía no perdona la falta de probidad y exige a sus líderes un compromiso real con la transparencia.